sábado, 3 de noviembre de 2012

El Hacedor de Aromas y Sabores




Erase una noche en un pueblo, de esas llenas de estrellas, la luna llena, las nubes como pinceladas y ese inconfundible aroma a tierra húmeda.
Vio la luz este increíble niño llamado Gamal.
Un llanto al infinito empujo al silencio de la cocina, donde su madre le dio la Bienvenida.
Sus primeras sensaciones se formaron dentro de la cocina, hierbas y especies dispuestas en frascos y en bolsas de tela embriagaban el aire húmedo.
La pava seguía cantando con voz de vapor y esas melodías como un tren cargaban  aromas, sabores. Pasajeros en un  tren que flotaba por el aire recorriendo los olfatos y los paladares. En cada estación  un pasajero bajaba dispuesto a emprender la jornada.

Gamal tenia el don de escuchar los aromas y los sabores, ellos le susurraban al oído su nombre verdadero, el reía tiernamente, jugaba.
Al crecer quiso la vida y el destino que este joven pudiera ir en busca de su aventura.
Sus ojos claros y su mirada noble se formaron en el interior de un mundo donde el disfrute de lo simple y el contacto verdadero eran sus mejores amigos.

Han pasado muchos años desde que no lo veo. Todavía se que sigue buscando un ingrediente especial que le haga recordar su verdadera identidad.

Se fue de su pueblo cuando tenia veintitantos, pasaba días enteros mezclando hierbas, y luego sumergiéndolas con agua caliente, entonces el decía que las musas se manifestaban en el vapor, que los elementales, los Devas, las Driades de cada planta podían nuevamente cobrar vida y cantar.

Sus padres no lo entendían y el tampoco esperaba que lo entiendan. Recuerdo que me decía : - Los sabores viajan, recorren tu alma y fabrican ilusiones. Te llevan a otros países o a otros mundos. Tranquilizan y excitan tu espíritu para que este no olvide su verdadera misión.

A veces me preguntaba si realmente el mantenía conversaciones con sus infusiones.
¿De donde podía sacar tanta información sea verdad o no?
La locura se descarto cuando formalizo su primera pareja, en los pueblos es común que cuando estas acompañado sos un tipo cuerdo y  si no un raro loco solitario.
Pero duro poco, era difícil que el amor terrenal pudiera superar  la pasión que el tenia con los sabores.

Se que el vino a compartir con todos nosotros esa conexión tan especial.
Que pena que ninguno lo llegara a entender…..

Vivía en un pequeño jardín donde cultivaba cada una de las hierbas que usaba.
Una pequeña casa de madera le daba cobijo y siempre se veía salir ese humito tierno por la chimenea.
El aroma lograba despertarte la intriga cuando pasabas cerca de su hogar.
Siempre estaba dispuesto a recibirte y una taza de te capaz de derretir el corazón mas duro estaba esperándote sobre la mesa.
Sus ojos se empañaban como un vidrio cuando tomabas el primer sorbo, es como si estuviera allí sentado frente a el.
Un día todo cambio tomo sus pocas pertenencias y partió, cuando llegue a su casa entre y sobre la mesa entre el romero y la caléndula , escrito con te de canela decía lo siguiente:
-Fui en busca  del silencio de los aromas. No se cuando volveré.

Hasta el día de hoy sigue en mi mente esa frase.
Hace poco entre a una casa nueva de infusiones, intente escuchar algo pero no lo logre. .Lleve una mezcla de jengibre cardamomo y piperina.
Cuando llegue a mi casa puse un poco en un colador de mimbre que tenía, calenté el agua a su punto justo. Cuando caía sobre las hierbas, sentí un sonido, era como si cobraran vida y el vapor inundo mi cocina la lleno de silencio y disfrute.
Mi viejo amigo estaba allí susurrándome al oído la ultima frase que escuche de el.
El silencio de los sabores y los aromas se produce cuando te atreves a probarlos.
Ese instante, es silencio, es sagrado….. Y me bebí el Te.  



Espero disfruten de este relato , esta es la magia que brindo en mis talleres , un recorrido por los sentidos desde lo mas profundo y lo mas cotidiano subidos en un trasporte cómodo e ideal que es el arte .